Modern Love: es argentina, conoció a su “alma gemela” en un tren y su historia llegó a la serie de Amazon

En un viaje de seis horas, Cecilia se sentó al lado de Manuel: la conversación fluyó y quedaron en encontrarse más tarde, pero la pandemia les impidió volver a verse

Empezaron con el pie izquierdo y discutiendo en el tren, pero rápidamente la situación se destensó. Conversaron, tomaron un café y quedaron en encontrarse en un mes en París. Como si estuvieran destinados a ser, no intercambiaron teléfonos. Pero, inesperadamente, las restricciones de la pandemia cambiaron los planes y no volvieron a verse.

“Nunca pensé que iba a conocer a alguien así en el tren ni nada”, dice Cecilia Pesao a LA NACION, la protagonista de la historia que inspiró el episodio “Extraños en un tren (de Dublín)” de la serie Modern Love (Amazon Prime Video), con Lucy Boynton y Kit Harington. La producción se basa, a su vez, en la columna del mismo nombre que se publica en el diario The New York Times, donde Cecilia relató su experiencia.

 

La argentina de 44 años, radicada en Europa desde 2017, vivió un sueño que quedó trunco. “Después la historia tomó este giro [de la serie de Amazon] y es algo lindo. No es que sufrí como en una relación. Pienso que fue lindo lo que me pasó, haber sentido eso tan aleatorio y al azar. A pesar de que uno espera que el final sea como el de un cuento, vivirlo es una experiencia de vida”, aclara. Además, reflexiona: “Yo estaba sola desde hacía un tiempo y después de esto, empecé a pensar que no es tan difícil, que solo tengo que sacar la cabeza de mi libro, porque por lo general miro más abajo que alrededor”.

Un encuentro casual

Cecilia estudió tecnología de los alimentos y comenzó a trabajar en una empresa multinacional, que hace cuatro años le dio la posibilidad de mudarse a París, donde vivió hasta principios de 2021, cuando se instaló en Barcelona. “Cuando me fui de la Argentina había terminado una relación, así que llegué a París estando soltera y esto me agarró justo en un momento de disponibilidad”. Su historia romántica fue justo antes de la pandemia, cuando el coronavirus aún parecía algo lejano.

El 19 de febrero pasado se subió a un tren en la estación de París con rumbo a la ciudad catalana. “Generalmente no hablo con la gente que se sienta al lado cuando viajo. Ese día el tren salía después del mediodía, yo venía de la oficina y cuando llegaba a destino, tenía que seguir trabajando”, rememora. Su plan era “desconectarse” durante las seis horas de viaje. Para eso, llevó varios libros y revistas. “Estaba leyendo En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Pero en la estación me compré las historietas de Astérix y Obélix, por si el libro no me enganchaba”, cuenta.

Como estrategia para evitar interactuar con desconocidos, lo primero que hizo fue colocar sobre la mesa su material de lectura: “Para que no me hablaran”.

Se subió a la formación poco antes de que partiera. Algo agitada, se acercó a su asiento y vio que otra persona había colocado su equipaje sobre su lugar. “Ahí me acerqué y, como estábamos en París, le hablé en francés”, narra. Cecilia le pidió si podía sacar sus cosas y él le contestó en inglés. “Ahí me rabié, porque mi francés es malo, pero él me contestaba lo que yo le había dicho, o sea, me había entendido”.

Discutieron durante varios minutos y ella estaba cada vez más molesta. “Él me seguía contestando en inglés y yo en francés”. Entonces, como el hombre la vio nerviosa, le ofreció a subir su equipaje al portaequipaje y le hizo la pregunta que cambiaría todo: “Where are you from? (¿De dónde sos?)”. “De Argentina”, respondió ella.

Sorprendido, él le contó que era de España pero hace 15 años vivía en Londres, por eso le contestaba en inglés, y que se llamaba Manuel.

“Hacía cinco minutos que estábamos discutiendo en varios idiomas. Ahí aflojé y me empecé a reír”, recuerda. La charla se dio de forma natural y los fue llevando a temas cada vez más personales e interesantes. “Empezó a fluir”, precisa Cecilia.

“Yo no había llevado nada para comer y él se dio cuenta, así que sacó un sándwich y me dio la mitad”, dice sobre otro momento del viaje. Después, el español le sugirió moverse al coche comedor. “Me invitó un café y estuvimos un rato ahí”. Luego, se pusieron a jugar al Tutti Frutti con consignas graciosas. “Ganó él, entonces el chiste era que teníamos que volver a juntarnos para que yo tuviera la revancha”.

Daban por descontado que volverían a encontrarse. Durante las seis horas que duró la travesía, Cecilia y Manuel no dejaron de hablar.

A pesar de existir Facebook, Instagram, Tik Tok y WhatsApp, se decidieron por otro plan. “Él me dijo que en unas semanas tenía que ir a un lugar cerca de París para dar un curso y me preguntó si ese fin de semana iba a estar en la ciudad, así él se tomaba un tren y nos encontrábamos. Yo le dije que sí. No se por qué no pensamos en intercambiar nada, quedó el plan y seguimos charlando”. Lo más raro, para Cecilia, es que durante el trayecto con Manuel “no pasó nada”, ni un beso.

No se pasaron los contactos, pero hicieron la promesa de reunirse un mes después. “Cuando volví a París, Macron (el presidente de Francia) decretó el lockdown. Fue todo muy abrupto”, se lamenta. La pandemia de Covid-19 les impidió reencontrarse.

Mensajes de texto, desilusión y un giro inesperado

A pesar de no tenerse agendados, Manuel se las rebuscó para encontrar a Cecilia en las redes. Durante el viaje ella le había mostrado algo desde su celular y él aprovechó para recordar su apellido. Ese dato fue clave para luego hallarla en Twitter. La contactó por ahí, intercambiaron números y se empezaron a mandar mensajes. Hablábamos por teléfono. Como yo estaba encerrada sola, fue una buena compañía”, resume.

Pero el encanto poco a poco se fue perdiendo y dejaron de hablar. “Fue pasando, después estábamos muy varados y la verdad que no sé… Pasó el tiempo”.

Encerrada por la cuarentena y algo reflexiva respecto de lo sucedido, Cecilia dio un paso más. “Yo me había quedado bastante triste por la historiaconfiesa. Entonces, una amiga le sugirió que viera la serie Modern Love, que está basada en la columna de The New York Times (NYT) sobre romances de la vida real.

Fuente: La Nación

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