Buscarán que se gradúen más estudiantes en las áreas donde faltan profesionales: las 5 carreras que priorizarían

La nueva gestión educativa apostará a mejorar el vínculo entre las universidades y el sector productivo. Sostienen que a los chicos les falta información a la hora de elegir qué estudiar

En el nivel universitario, la nueva gestión educativa parte de una premisa: el sistema produce mucho de lo que no necesita tanto y produce poco de lo que necesita mucho. En otras palabras, no hay correlación entre el perfil de los graduados y las demandas del sector productivo.

La premisa, en realidad, no es nueva. En la gestión de Cambiemos ya se había llevado adelante un relevamiento para identificar las áreas de vacancia en cada región del país. La conclusión, dos años atrás, fue taxativa: en ninguna región, las carreras elegidas coinciden con las demandas laborales.

Uno de los focos será enfermería. Hoy hay unos 200 mil enfermeros. De ellos, el 45% tiene un título intermedio; se los considera profesionales. Solo el 13% son licenciados. Y la demanda atraviesa el país: todas las provincias necesitan aumentar su tasa de graduación. Incluso se habla de duplicar la cantidad de enfermeros. Pasar de 12 mil graduados por año a 24 mil.

El segundo grupo es el de las ingenierías. Más allá de que hay escasez en casi todas las ramas, priorizarían tres disciplinas: la metalúrgica, nuclear y en petróleo. Allí los graduados son excepciones. En 2017, últimos datos disponibles, fueron solo 7 en la metalúrgica, 9 en nuclear y 92 en petróleo. La baja matrícula va de la mano con la poca oferta. Solo tres universidades imparten la ingeniería metalúrgica (Hurlingham, UTN Córdoba y UTN San Nicolás), solo dos dictan la nuclear (Cuyo y San Martín), mientras que petróleo sí tiene más presencia. La UBA es una de las casas de estudios que la ofrece.

El tercer grupo apuntado serán las carreras tecnológicas o IT, que año a año ganan adeptos. Por caso, en sistemas de información, que se dicta en la UTN Buenos Aires, la matrícula aumenta de a 200 por año y alcanzó los 2.521 estudiantes en 2019. Pese a ello, el avance es más lento de lo que necesitaría el sector, uno de los pocos que presenta pleno empleo: todavía hay cinco mil puestos vacantes por año en programación.

Llevar estudiantes hacia las carreras más necesarias no es una tarea sencilla. En algunos países se apuesta a los cupos para las disciplinas más elegidas, con la intención de que no haya superpoblación. En Argentina implica “incentivos”. Es decir, becas. El gobierno anterior reformuló en 2018 las Becas Progresar. Otorgó mayores montos para los estudiantes de las carreras consideradas prioritarias y planteó reconocimientos para aquellos que pasaran de año.

 

Fuente: INFOBAE

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